Pagina oficial del Colectivo Lucio Cabañas Barrientos en donde se expone todo el trabajo realizado por el colectivo y la organizacion Izquierda Democratica Popular.

Nos encontramos en el cubiculo B105 en la Facultad de Ciencias Politicas y Sociales de la UNAM en México DF, los esperamos con las puertas abiertas para juntos trabajar por un planeta tierra mejor.

!Por la Patria el Poder Popular¡


viernes, 14 de septiembre de 2007

La otra campaña y la unidad de las fuerzas de la Izquierda Revolucionaria


 


 


 

La condición objetiva para el desarrollo de la unidad.

La condición objetiva para la unidad de las fuerzas de la izquierda revolucionaria, está determinada por las condiciones de explotación de millones de trabajadores mexicanos, cada vez más pobres y paupérrimos, por una clase minoritaria cada vez más rica y poderosa. La relación de sometimiento de la clase obrera representa una contradicción que genera por un lado inmensas masas de mexicanos pobres y una minoría de ricos empresarios aliados al capital mundial. Esta polarización social es hoy más evidente que ayer, debido a que la necesidad capitalista de expansión y dominio de los mercados mundiales, se traduce en el aniquilamiento de las pequeñas y medianas industrias; y en países como el nuestro en el que éstas representan más del 90% de las empresas; en una mayor expansión del capital extranjero y por ende en una mayor dominación económica y política.

Las fuerzas de la izquierda revolucionaria son las que han decidido colocarse del lado del pueblo trabajador, de los campesinos, los indígenas y de todas las masas pobres y explotadas realizando su acción para la construcción del pueblo organizado llamado a dar la última y decisiva batalla contra el imperialismo.

Siendo ésta, condición de lucha la que determina nuestra existencia, nuestra acción ante una realidad económica, política y social y ante un enfrentamiento de clases, existe entonces la condición subjetiva para la unidad.


 

La condición subjetiva para el desarrollo de la unidad.


 

En el pasado han sido numerosos los intentos de distintas organizaciones para conformar la unidad de la izquierda. Citamos solo para recordar algunos, el del Frente Nacional Contra la Represión, el Frente Nacional de Organizaciones de Masas, Zapatista el FAC-ML y el Frente, pero ésta nunca se logró. ¿Por qué? porque en estos intentos confluyeron organismos y personas que representaban intereses distintos, que determinaban tácticas y estrategias distintas. El objetivo de una parte que se llama de izquierda, de participar en estos intentos era el de montarse en el trabajo político que a través de éstas podía desarrollarse para capitalizar sus aspiraciones personales y parlamentarias. La otra parte se sentía atraída por las coyunturas y movilizaciones que se desarrollaron, par la idea de un frente común contra el partido de estado.

El derrumbe del PRI-gobierno y la constitución del proceso de reforma del estado y la pugna inter-burguesa ante la globalización del capital y su expresión política neoliberal, ha definido mejor que antes a quienes conformamos la izquierda revolucionaria y quiénes no. hoy nos identificamos claramente los que luchamos por el socialismo y los que sólo aspiraron a una democracia burguesa. La contienda electoral que estamos viviendo y el posicionamiento de Andrés Manuel López Obrador y el PRD, dejan en claro quienes en el pasado enarbolaron la bandera socialista y en el presente sueñan con el estado reformista al estilo de Berstein que solo tira migajas a los trabajadores. Ellos se han aliado con una fracción de la burguesía que se resiste a la penetración de capital extranjero, porque ello significa su aniquilamiento; con la "aristocracia empresarial obrera" que domina el sindicalismo charro y que fincó su poder en las empresas estatales y hoy están debilitados por la política de adelgazamiento del estado; y con todos aquellos que como funcionarios se convirtieron en ricos y poderosos empresarios a costillas de estas empresas del estado.

Ésta alianza entre quienes se dijeron de izquierda, aristocracia obrera, pequeños y medianos empresarios, funcionarios y ex funcionarios enriquecidos a través del estado patrón, ha logrado atraer a una gran parte de la clase trabajadora y extensos sectores sociales. Ello ha sido posible mediante la reivindicación de una política social y populista consistente en ayudas para los pobres que únicamente sirven para sobrellevar la pobreza. Esta alianza no rebasa ni rebasará el marco de la democracia burguesa a la que aspiran, y que, desde luego, no es otra cosa más que la dictadura del capital.

En la coyuntura actual, la izquierda socialista no puede impedir que grandes sectores de masas sigan a esta alianza. Ello será necesariamente parte de su proceso de concientización y desarrollo político; de su desengaño democrático. En tal momento, será necesario que exista en el plano de la confrontación de clases la alternativa de la izquierda revolucionaria, cuya misión fundamental debe ser la de educar, organizar, dirigir y preparar a las masas trabajadoras y pobres para la contienda principal y definitiva; proceso largo y producto de la labor constante y férrea de generaciones de compañeros.

La necesidad de la unidad de la izquierda socialista, no es expresión del grito de una sola organización. El llamado del Ejercito Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) en su sexta declaración de la selva lacandona, la otra campaña, los foros y demás eventos que al respecto se han hecho, son las acciones más significativas en la coyuntura actual tendientes a conformar la unidad. Es la hora de enfocar parte de nuestros esfuerzos en esta dirección, pues los mismos acontecimientos nos lo exigen. ¿Cuál es entonces nuestra línea a seguir?


 

De la coordinación a la alianza política y de ésta a la conformación del frente político.


 

a) De la coordinación.

La coordinación es la suma de esfuerzos en torno a un objetivo común y de mediano plazo. El objetivo está determinado por una necesidad de posicionamiento y crecimiento de las propias fuerzas, por la reivindicación de demandas políticas y económicas del pueblo, por la respuesta a hechos represivos y la solidaridad incondicional. Las formas que adquiere la coordinación son bastas. Puede darse a través del intercambio de experiencias, una publicación, la realización de eventos político-culturales, foros, movilizaciones y acciones políticas.

La coordinación es el inicio del proceso de unidad, su primera fase y en ella exponemos nuestras alternativas y conceptos y recibimos las de otras organizaciones; nos ponemos de acuerdo y realizamos tareas en común.

Las organizaciones que participamos en la otra campaña nos encontramos en este primer nivel del proceso. El desarrollo del mismo dirá quienes caminaremos juntas para alcanzar cada vez un punto más alto.


 

b) de la alianza política.

El objetivo de la alianza es agrupar al mayor número posible de fuerzas de izquierda y aislar al máximo al enemigo principal.

La alianza es una suma de esfuerzos en torno a un plan de lucha común. Esta suma de esfuerzos puede ser temporal y duradera, de acuerdo al desarrollo del proceso de unidad. En la alianza se plantean de forma franca los desacuerdos, se da la lucha ideológica y política.

En las alianzas las expresiones participantes mantienen su independencia política, ideológica y orgánica. Entre ellas no debe existir subordinación, sino el acuerdo y la unidad de acción en ' torno a intereses y objetivos comunes. Las alianzas deben propiciar un mayor avance en la organización del pueblo.

El fin último del proceso es la conformación del frente único de masas. En éste comienza a desplegarse la acción política mediante un plan común encaminado a desarrollar formas más elevadas de lucha. El frente único tiene las condiciones maduras para desarrollar toda la creatividad del pueblo con miras a transformar radicalmente la sociedad.


 



 


 


 


 


 

¡¡El pueblo organizado vencerá!!

¡¡ De la movilización política, a las acciones políticas de masas!!

¡¡ Por la patria, el poder popular!!

 

 

Poder popular

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